viernes, 2 de mayo de 2014

Presentando "Sombras y honor (La espada de la serpiente)"

Y por fin llegó el gran día.

Nunca olvidaré este 26 de abril de 2014, día en el que presenté Sombras y honor (La espada de la serpiente), mi primera novela, la niña de mis ojos, al mundo. Por muchas razones: por dónde la presenté, por quién me acompañó, por cómo fue. Pero, sobre todo, porque fue muy, muy divertido.


Con Héctor, durante la presentación
Empecemos por el lugar. La presenté en la Librería-Café Ícaro, en La Granja (Segovia) o, más correctamente, en San Ildefonso. Ha sido la primera librería que ha confiado en la novela, la que con más cariño la ha tratado y la que ha apostado por ella. Nunca estaré lo suficientemente agradecido a Héctor y a su gente. Muchas, muchas gracias. ¡Menos mal que te tuve al lado! ¡Lo hiciste todo mucho más fácil! (Permitidme que hable en segunda persona, porque espero que Héctor lea esto). Mi experiencia me dice que cuando dos historiadores se juntan (Héctor también lo es) todo es mejor. Al menos, para mí.

¡Qué estreno! Casi una hora de presentación, muchas preguntas, buena compañía. ¿Qué más podía pedir? Sólo me faltaron dos cosas: mi madre que, por cuestiones familiares, no pudo acompañarme, pero la sentí muy cerquita de mí. Me mandó un mensaje al teléfono. Menos mal que no lo leí hasta acabada la presentación, porque si lo llego a leer antes tenemos que retrasarlo todo una hora.

La otra fue mi Sandra, mi luz en la oscuridad, la compañera de viaje que transitó conmigo por los pasillos del Palacio Imperial de Kyoto, que paseó junto a los templos y que se adentró conmigo en el inferno de Izumo. Yo escribí la novela, pero ella me guió. es tanto mía como suya. Espero que nunca se le olvide y, sobre todo, que me acompañe en mis próximas aventuras porque no hay compañía mejor.

Más de 30 personas. ¡Y yo que temía que no fuera nadie! Familiares, amigos y desconocidos que acudieron interesados por los buenos actos que organiza Ícaro, por la novela, por curiosidad o, simplemente, porque hacía un día lluvioso y desapacible y dentro se estaba la mar de bien. Más de 30 personas que hicieron que ese día, a pesar del gris del cielo, me pareciera uno de los días más bonitos de mi vida. Muchas gracias, por cierto, a Lucía, por sus galletas conmemorativas. Una sorpresa inesperada de esta gran repostera (creo que en breve tendrá una página donde podréis encargar sus maravillosos dulces) que agradecí infinitamente. Un toque de distinción, sin duda.

Me emocionó mucho firmar las novelas. Mucha ilusión. ¡Agotamos ejemplares! Eso es bueno por una razón doble. Primero, obviamente, porque significa que más gente leerá la novela. Y, después, porque así tengo que volver a La Granja para llevar a Héctor más ejemplares. ¿Alguien me acompaña?

La última emoción del día fue cuando ya volví a casa y ver que, en el escaparate de la librería, en el centro, estaba mi novela. ¡Cuántas veces habré soñado con ver algo así? ¡Cuándos "te imaginas" con mis amigos y familiares! ¡Pues lo he conseguido! ¡Gracias!



Por lo demás, ya lo dije en la presentación: es un sueño cumplido. Esta novela me ha dado muchísimo más de lo que yo podía esperar. Me ha hecho muy feliz. Escribiré más, porque escribir es una de mis drogas. Lo necesito. Escribiré más, decía, pero las que están por venir lo tienen muy difícil.

Y eso es un reto. Un reto que me encanta.

¡Gracias!

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